(Fuente: La Vanguardia, 2015)
Nadia García Sicard[1] / Carlos Díaz[2]
La aproximación al concepto de islamofobia preside de los principios del racismo entendido no como racismo biológico practicado hasta la Segunda Guerra Mundial en la Alemania nazi, sino como el racismo cultural como nueva práctica de dominación. El racismo cultural se basa principalmente en el discurso concentrado en inferiorizar las costumbres, valores, creencias pertenecientes a un grupo de personas. El discurso racista cultural contemporáneo deforma las características culturales e identitarias del “otro”, hasta lograr crear un nuevo imaginario que lo describe como aquellos seres inferiores, bárbaros, incivilizados o terroristas. El resultado de estos imaginarios es la creación de estereotipos culturales inmersos en especial en la cultura occidental. “Las representaciones islamófobas que ven a los musulmanes como salvajes que necesitan de las misiones “civilizadoras occidentales” es el principal argumento para encubrir los planes militares y económicos globales/imperiales” (Kumar, 2012, pp. 33-39).