Johana Amaya Docente Facultad de Gobierno y Relaciones Internacionales
El hecho de que el Premio Nobel de Paz sea otorgado al presidente de Colombia: Juan Manuel Santos, trae un mensaje claro de parte de la comunidad internacional, específicamente del Comité Noruego, en relación con su posición frente al proceso de paz en Colombia y los nefastos resultados del plebiscito refrendatorio de los acuerdos, durante el pasado 2 de octubre: la comunidad internacional apoya de manera rotunda el esfuerzo realizado por las partes: el Presidente de Colombia y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo (FARC-EP), así como las víctimas, sus organizaciones y la sociedad civil en general que apoya el proceso de paz.
En un contexto de polarización creciente, el Nobel es un mensaje de apoyo que fortalece el proceso, con miras a producir una re-negociación pronta por parte de la oposición, con el fin de que lo acordado en la Habana y firmado en la ciudad de Cartagena, empiece a implementarse. A ocho días del programado desarme de las FARC, el país requiere una respuesta tanto para los ex-combatientes como para la sociedad civil en general. El Nobel demuestra que la voluntad de la comunidad internacional está con la solución pacífica del acuerdo, y dado que los sectores defensores del no han manifestado estar de acuerdo con la defensa y la construcción de paz, es hora de que brinden respuestas claras y aplicables, en un tiempo preciso y delimitado sobre la re-negociación de los acuerdos, para alinearse con las demandas de la comunidad internacional y de los amplios sectores de víctimas y de la sociedad civil que llaman a la paz. (Amaya, 2016)
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