Nobel de Paz

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La Línea de Investigación en Seguridad y Paz en Escenarios Transformados de la Facultad de Gobierno y Relaciones Internacionales se encuentra constantemente en la proyección de productos de investigación que contribuyan de manera decisiva en la consolidación de nuevo conocimiento para comprender los fenómenos, retos y amenazas que circundan en torno a dichos escenarios de vitalidad social. 

 

Parte de dicha ejecución de procesos investigativos y académicos se deriva en la realización de análisis frente a las dinámicas coyunturales que determinan la seguridad y la paz. Como se puede constatar en la página web del Observatorio en Seguridad y Políticas Públicas para el Posconflicto -OSEPP-, esta labor se ve reflejada en los Documentos de Análisis Coyuntural DAC, así como en los recursos audiovisuales.

No obstante, si bien, siempre estamos transcendiendo por coyunturas que pueden ser relevantes desde múltiples dimensiones, también es sensato reconocer que hay momentos que no sólo sobresalen de la cotidianidad, sino que además se presentan como hitos, cambios de paradigma, o claro está, como puntos de inflexión. 

Es por esta razón, que el hecho en el cuál se tomó la decisión de otorgar el Premio Nobel de Paz al Presidente de Colombia Juan Manuel Santos Calderón, se entendió como un momento con dichas proporciones, y por tanto, invitó a vinculación del Decano de Facultad y miembros de la planta de Profesores en la realización de este documento de análisis y opinión; en cual claro, no sólo se recoge la celebración por el acontecimiento, sino por el impulso que esto puede traer para alcanzar la paz en Colombia. 

Así bien, y por supuesto, dando el inicio al Doctor Alberto Castillo, la Línea en Seguridad y Paz en Escenarios Transformados se enorgullece en presentar las ideas de tan importantes colegas y miembros de ésta.   

Andrés Gaitán R.
Líder de la Línea de Investigación en Seguridad y Paz en Escenarios Transformados
Doctor Alberto Castillo Castañeda 
Decano de la Facultad de Gobierno y Relaciones Internacionales 

El premio nobel de paz otorgado al Señor Presidente Juan Manuel Santos es un reconocimiento a todos aquellos colombianos, hombres y mujeres, que han trabajado arduamente en la promoción de los procesos de paz que se han venido desarrollando de manera intermitente desde la década de los ochenta; forjando y abonando un terreno propenso para la consolidación de un escenario en Colombia alejado de la violencia. 

La paz es un derecho y un bien público global, por lo cual, este reconocimiento al Presidente de la República ubica a Colombia dentro del escenario internacional como un referente en la búsqueda de la paz y es sinónimo, de un cambio de ciclo en la región que lo avala el acercamiento de Estados Unidos y Cuba para la construcción de una confianza mutua. 

Colombia, en este sentido, podría posicionarse y proyectarse a nivel regional e internacional como una potencia normativa y esa, es una de las características que debería fortalecerse dentro de la política exterior como elemento diferenciador en la sociedad internacional. Los resultados en el plebiscito del acuerdo final, antes de mostrar una fractura en la democracia colombiana, mostró una gran madurez de la sociedad y por tanto, catapultó aún más la necesidad de otorgar dicho reconocimiento al presidente Santos, toda vez que, la paz, no es un proceso finito sino que se construye diariamente a través del dialogo y la inclusión de todos lo sectores de nuestra nación.

Finalmente, la paz será completa cuando se alcance el acuerdo a través del consenso nacional, se erradique la corrupción, se supere la pobreza, se incremente la inclusión social, la cobertura educativa, la sanidad y el desarrollo sustentable de las regiones periféricas de Colombia, ahí es cuando, la paz no sea solo el silencio de los fusiles sino el regocijo de una vida digna para todos los colombianos.


 

Doctor Cesar Niño González
Director de Investigación de la Facultad de Gobierno y Relaciones Internacionales

La noticia sobre la cual el presidente Juan Manuel Santos ha obtenido el premio Nobel de Paz, es entendida como una carta de invitación en una coyuntura con repercusiones estructurales a finiquitar y concluir el proceso de terminación del conflicto armado con las Farc. El premio que es otorgado luego de las 120 horas más intensas después de los resultados del plebiscito, responde al manejo mediático y voluntad de concentración más allá de lo que Santos pudo haber hecho en los últimos cuatro años en Cuba con las Farc, y es con la oposición con quien construyó puentes de diálogo y debate tras el bochornoso resultado del 2 de octubre.

El acontecimiento que sin duda es netamente simbólico, reabre un nuevo capítulo en la historia del desenlace en la negociación con las Farc, es una analogía al poema de Los Conjurados de Borges, en el cual se estipula " que ha habido hombres que han tomado la extraña resolución de ser razonables". Si bien hubo varios nominados colombianos al premio, entre ellos algunas víctimas del conflicto, que el presidente haya sido condecorado con la distinción construye un escenario de retos y desafíos para un tomador de decisiones que debe mezclar la razón y la fe. No en vano y sin ser una cuestión netamente coincidencial, Santos obtiene el premio el mismo día del nacimiento de Desmond Tutu de Sudáfrica en 1931 y el día en que España prohíbe la esclavitud en Cuba en 1886.


 

Lilia Beatriz Sánchez
Docente Facultad de Gobierno y Relaciones Internacionales

Registro con gran satisfacción la adjudicación del Premio Nobel de Paz al Presidente Juan Manuel Santos en el día de hoy. Me parece un justo reconocimiento a un trabajo y un esfuerzo monumentales, desarrollado en el transcurso de los últimos 6 años, aun cuando algunos analistas solo hablan de 4 años, que son precisamente los conocidos públicamente, pero se sabe de un trabajo secreto por más de 2 años, antes de que se supiera de manera pública. 

Dos aspectos fundamentales, parece necesario reconocer en este caso: 

a) Una decisión determinante y contundente, tomada a todo costo por el Presidente, lo cual le ha significado el gasto de casi todo su capital político en este empeño de la paz y todavía no sabemos qué sigue después del reto de perder el Plebiscito.   

b) Es necesario reconocer, que a pesar de tener una oposición cerrera de otros partidos, en particular del Centro Democrático, el Presidente Santos ha sido determinante, disciplinado y persistente en este objetivo central, incluso a costa de otros objetivos del desarrollo muy importantes a su vez, como podría haber sido la salud, la justicia, la corrupción, la infraestructura, solo por mencionar otros temas restantes, de radical importancia para el país y con los cuales todavía existe una deuda social de desarrollo pendiente para las generaciones presentes y futuras.

Desde la óptica internacional, significa no solo un reconocimiento a los esfuerzos por la paz, sino también, a mi juicio, un espaldarazo a una gestión que aún no termina pero que ha significado el reconocimiento mundial, como uno de los procesos más inteligentes y profesionalmente llevados, no solo dentro de  Colombia, sino en el mundo, pues involucra esfuerzos integrales en todos los campos, jurídicos, políticos, económicos, sociales, de equidad, de relaciones internacionales, habiendo logrado el apoyo sin precedentes de organismos como la ONU, la OEA, FMI, los países europeos, latinoamericanos y en particular, el apoyo de los E.E.U.U, tanto en apoyo político como financiero, económico y de cooperación internacional. Apoyo que podría llegar al orden de los US1.500 Millones de Dólares, prometidos ya, pero que se descongelarán en el momento en que se reanuden los esfuerzos de negociación y se proceda al nuevo proceso de acuerdo. 

Este reconocimiento al Presidente Santos, que puede  tener muchos detractores también, le llega en el preciso momento en que se fractura el proceso de paz, por cuenta de los resultados del Plebiscito realizado el 2 de Octubre en Colombia. Pero si somos justos y no sectarios políticos, el Premio Nobel de  Paz, fue justamente adjudicado y significa también un reconocimiento a la cadena de dolores y tragedias que ha vivido nuestro país, al adelanto y madurez en que queda la negociación actual y por qué no, significa un empujón a la energía del Presidente para proseguir las luchas que faltan y que no se rinda. Y es también un reconocimiento al profesionalismo implícito del proceso de paz, como curiosidad a nivel mundial. Pocos y contados colombianos saben (o no quieren reconocerlo) esto último, en función de que padecemos de poca autoestima internacional y no somos proclives a reconocer y/o agradecer el trabajo y las afugias de otros. Pueda ser que precisamente, todos estos acontecimientos que estamos viviendo, nos cambien la faz al espíritu colombiano, por una de autoestima, dignidad y optimismo que tanto necesitamos.


 

Johana Amaya 
Docente Facultad de Gobierno y Relaciones Internacionales

El hecho de que el Premio Nobel de Paz sea otorgado al presidente de Colombia: Juan Manuel Santos, trae un mensaje claro de parte de la comunidad internacional, específicamente del Comité Noruego, en relación con su posición frente al proceso de paz en Colombia y los nefastos resultados del plebiscito refrendatorio de los acuerdos, durante el pasado 2 de octubre: la comunidad internacional apoya de manera rotunda el esfuerzo realizado por las partes: el Presidente de Colombia y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia- Ejército del Pueblo (FARC-EP), así como las víctimas, sus organizaciones y la sociedad civil en general que apoya el proceso de paz. 

En un contexto de polarización creciente, el Nobel es un mensaje de apoyo que fortalece el proceso, con miras a producir una re-negociación pronta por parte de la oposición, con el fin de que lo acordado en la Habana y firmado en la ciudad de Cartagena, empiece a implementarse. A ocho días del programado desarme de las FARC, el país requiere una respuesta tanto para los ex-combatientes como para la sociedad civil en general. El Nobel demuestra que la voluntad de la comunidad internacional está con la solución pacífica del acuerdo, y dado que los sectores defensores del no han manifestado estar de acuerdo con la defensa y la construcción de paz, es hora de que brinden respuestas claras y aplicables, en un tiempo preciso y delimitado sobre la re-negociación de los acuerdos, para alinearse con las demandas de la comunidad internacional y de los amplios sectores de víctimas y de la sociedad civil que llaman a la paz. (Amaya, 2016)

 

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