El premio nobel de paz otorgado al Señor Presidente Juan Manuel Santos es un reconocimiento a todos aquellos colombianos, hombres y mujeres, que han trabajado arduamente en la promoción de los procesos de paz que se han venido desarrollando de manera intermitente desde la década de los ochenta; forjando y abonando un terreno propenso para la consolidación de un escenario en Colombia alejado de la violencia.
La paz es un derecho y un bien público global, por lo cual, este reconocimiento al Presidente de la República ubica a Colombia dentro del escenario internacional como un referente en la búsqueda de la paz y es sinónimo, de un cambio de ciclo en la región que lo avala el acercamiento de Estados Unidos y Cuba para la construcción de una confianza mutua.
Colombia, en este sentido, podría posicionarse y proyectarse a nivel regional e internacional como una potencia normativa y esa, es una de las características que debería fortalecerse dentro de la política exterior como elemento diferenciador en la sociedad internacional. Los resultados en el plebiscito del acuerdo final, antes de mostrar una fractura en la democracia colombiana, mostró una gran madurez de la sociedad y por tanto, catapultó aún más la necesidad de otorgar dicho reconocimiento al presidente Santos, toda vez que, la paz, no es un proceso finito sino que se construye diariamente a través del dialogo y la inclusión de todos lo sectores de nuestra nación.
Finalmente, la paz será completa cuando se alcance el acuerdo a través del consenso nacional, se erradique la corrupción, se supere la pobreza, se incremente la inclusión social, la cobertura educativa, la sanidad y el desarrollo sustentable de las regiones periféricas de Colombia, ahí es cuando, la paz no sea solo el silencio de los fusiles sino el regocijo de una vida digna para todos los colombianos.