Doctor Cesar Niño González Director de Investigación de la Facultad de Gobierno y Relaciones Internacionales
La noticia sobre la cual el presidente Juan Manuel Santos ha obtenido el premio Nobel de Paz, es entendida como una carta de invitación en una coyuntura con repercusiones estructurales a finiquitar y concluir el proceso de terminación del conflicto armado con las Farc. El premio que es otorgado luego de las 120 horas más intensas después de los resultados del plebiscito, responde al manejo mediático y voluntad de concentración más allá de lo que Santos pudo haber hecho en los últimos cuatro años en Cuba con las Farc, y es con la oposición con quien construyó puentes de diálogo y debate tras el bochornoso resultado del 2 de octubre.
El acontecimiento que sin duda es netamente simbólico, reabre un nuevo capítulo en la historia del desenlace en la negociación con las Farc, es una analogía al poema de Los Conjurados de Borges, en el cual se estipula " que ha habido hombres que han tomado la extraña resolución de ser razonables". Si bien hubo varios nominados colombianos al premio, entre ellos algunas víctimas del conflicto, que el presidente haya sido condecorado con la distinción construye un escenario de retos y desafíos para un tomador de decisiones que debe mezclar la razón y la fe. No en vano y sin ser una cuestión netamente coincidencial, Santos obtiene el premio el mismo día del nacimiento de Desmond Tutu de Sudáfrica en 1931 y el día en que España prohíbe la esclavitud en Cuba en 1886.