(Fuente: las2orillas.co)

Por: Lorena Garzón Godoy[1]

El primero de junio se cumplieron los primeros seis meses de implementación de los acuerdos de paz firmados entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC-EP, según lo pactado a los 180 días debía culminarse el proceso de dejación de armas, dando fin a las denominadas “zonas veredales transitorias de normalización” (Mesa de Conversaciones entre el gobierno de Colombia y las Farc EP, 2016). Paralelamente, se preveía que para ese momento los instrumentos jurídicos necesarios para llevar a cabo la implementación de los otros puntos del acuerdo estuvieran aprobados, en particular lo referente al sistema integral de verdad, justicia y reparación. Sin embargo, la materialización de lo acordado ha encontrado diversos obstáculos que se tradujeron en la prolongación de los cronogramas inicialmente establecidos. Allende el cumplimiento- o no- de las fechas es pertinente analizar los aprendizajes que, hasta el momento, surgen de la implementación de los acuerdos de paz en clave de un proceso de construcción de gobernabilidad y democracia.

(Fuente: encolombia, 2002)

 

Fernando Vergara García-Herreros[*]

Política, religión, deportes, cultura, judiciales, ciencia, economía, y hasta farándula entre otros temas; se convierten en alimento diario de conocimiento e información a un público ávido por saber como va el rumbo del mundo, de su país, o del área de su interés particular. Esta avalancha de datos, estadísticas, cifras, conceptos y opiniones, tienden, cuando son bien usados, a enriquecer al consumidor, que a su vez interpretará y dará utilización adecuada de estos informes. Los medios de comunicación nutren con su aporte diario de noticias sobre estos diferentes tópicos, y otros más especializados, dan sus opiniones y conceptos en conferencias, estudios, análisis, artículos, o reproducen en libros, el pensamiento de largas horas de reflexión.

(Fuente: La Vanguardia, 2015)

Nadia García Sicard[1] / Carlos Díaz[2]

La aproximación al concepto de islamofobia preside de los principios del racismo entendido no como racismo biológico practicado hasta la Segunda Guerra Mundial en la Alemania nazi, sino como el racismo cultural como nueva práctica de dominación. El racismo cultural se basa principalmente en el discurso concentrado en inferiorizar las costumbres, valores, creencias pertenecientes a un grupo de personas. El discurso racista cultural contemporáneo deforma las características culturales e identitarias del “otro”, hasta lograr crear un nuevo imaginario que lo describe como aquellos seres inferiores, bárbaros, incivilizados o terroristas. El resultado de estos imaginarios es la creación de estereotipos culturales inmersos en especial en la cultura occidental. “Las representaciones islamófobas que ven a los musulmanes como salvajes que necesitan de las misiones “civilizadoras occidentales” es el principal argumento para encubrir los planes militares y económicos globales/imperiales” (Kumar, 2012, pp. 33-39).

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