La ONU certificó que recibió de las Farc 8.112 armas que fueron almacenadas en contenedores. FOTO: Cortesía

(Fuente: El Colombiano)

En la mañana de este viernes, funcionarios de Naciones Unidas procedieron a destruir las últimas armas dejadas por las Farc, las cuales estaban almacenadas en contenedores.

En la destrucción de este armamento estuvo presente el presidente Juan Manuel Santos, y Jean Arnault, jefe de la Misión de la ONU en Colombia,

Con este proceso se cierra el capítulo referido a la dejación de armas de esta organización ahora política.

Este material será entregado al Ministerio de Cultura para que comience el proceso de elaboración de tres monumentos como símbolo de reparación a las víctimas, los cuales serán ubicados en la sede de las Naciones Unidas, en Colombia y en Cuba.

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(Fuente: El Espectador)

Uno de los principales logros que se obtuvieron en el texto del Acuerdo Final de Paz suscrito entre el Gobierno y las Farc fue la inclusión de un enfoque de género dirigido a reconocer la forma en la que el conflicto armado golpeó y afectó de forma diferencial a las mujeres. Teniendo como base esa conquista, el verdadero reto ahora, en tiempos de implementación, será lograr que con la puesta en marcha de lo pactado en La Habana no se desdibuje el concepto y se fortalezca el papel de las mujeres en los programas y planes contemplados. Empezando, cómo no, con la misma creación del partido político de las Farc.

Es por eso que las mujeres del grupo guerrillero crearon una serie de lineamientos que agruparon en un documento titulado “Tesis de mujer y género para el congreso constitutivo del partido”, y que marcan la hoja de ruta para lo que será el rol de las mujeres en la etapa del posconflicto y puntualmente en el proceso de transformación de las Farc de movimiento en armas a partido político legalmente constituido.

En el documento, conocido por El Espectador, las mujeres de las Farc sostienen que siendo ”sujetas políticas” con condiciones, oportunidades y capacidades iguales a las de los hombres, el partido político que surja tras la dejación de armas de las Farc debe reflejar ese empoderamiento a través de la participación masiva de las mujeres en todos los niveles posibles. “La consecución y restitución de los derechos de las mujeres en la sociedad, especialmente en la colombiana, implica transformaciones profundas y revolucionarias que sólo podrán conseguirse con la lucha mancomunada de las mujeres y los hombres, en contra de imaginarios, discursos y prácticas que han agudizado las discriminaciones, violencias y desigualdades en mujeres, hombres y divergencias sexuales y construcciones identitarias que sufren la división clasista, racista y sexista, entre otras consecuencias derivadas del capitalismo”, destaca el texto.

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(Fuente: El Espectador)

“Me llamaban alias Rodrigo Granda, pero ese es mi verdadero nombre: Rodrigo Granda Escobar. En las Farc era Ricardo Téllez”. Así, desde una esquina de la mesa, parecía despedirse de su nombre de guerra uno de los líderes de las hasta ayer Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, cuando, uno a uno, los voceros se pasaban el micrófono para que la prensa supiera con más claridad cómo citarlos hoy, cuando el acrónimo Farc significa otra cosa.

Algunos empezarán a usar los nombres con los que sus madres los bautizaron; otros conservarán, como un recuerdo de medio siglo de lucha armada, los nombres que les dio la selva, como Pastor Lisandro Alape. Por violenta que hubiese sido, la guerra fue casi toda la vida de muchos de los que hoy ingresan a la arena política y, por supuesto, que los embarga la nostalgia. El congreso de las Farc, que terminó ayer en Bogotá, fue un reencuentro entre mucha gente que no se veía hace décadas, de gente que creía que la otra estaba muerta.

Pero fue un encuentro que definió las bases que sostendrá su estructura en otro conflicto —el de la política—, en el que intentarán mantener la sustancia ideológica que guió a la guerrilla durante su actuar armado y revolucionario. Iván Márquez, o mejor Luciano Marín Arango, no lo negó ni un solo instante y, desde una mesa llena de rosas en la que no estaba Timochenko, lanzó el objetivo por el que ingresaron a la vida política legal: “Queremos ser gobierno o formar parte de él”.

 

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