(Fuente: iecah.org)
Daniel Arturo Palma Álvarez[1]
El pasado 3 de junio, el mundo veía con horror las noticias sobre el ataque perpetrado por musulmanes radicales, quienes antes de morir, atropellaron y acuchillaron a ocho habitantes de la ciudad de Londres (BBC, 2017). Este acto se suma al hecho ocurrido en Manchester días antes, donde se inmoló otro presunto militante del Estado Islámico y a la sucesión de acontecimientos trágicos en Francia entre 2016 y 2017. Frente a esto, los estados involucrados reaccionaron fortaleciendo la presencia policial, militarizando las calles y dando la orden de “disparar a matar” si hay sospecha de terrorismo, medida que ya se había adoptado en 2005 (BBC MUNDO, 2005).
En esta misma línea de acción, la Primera Ministra de Gran Bretaña Theresa May, ha sugerido que se debe restringir el libre movimiento de sospechosos de terrorismo al interior del país y de aquellos que intentan entrar. Se trata pues de retornar a las medidas creadas en 2004, abolidas en 2011, en las que se permitía arrestar a aquellas personas de las que se tuvieran indicios fehacientes e, incluso, incomunicarlos de ser necesario. Adicionalmente y de manera enérgica sostuvo que “[…] si nuestras leyes de derechos humanos se interpone en [esa tarea] cambiaremos la ley para hacerlo”[2] (Casciani, 2017).
En este orden de ideas, Todo apunta a que frente a estos nuevos episodios de terrorismo, la manera en que se los aborda muestra una radicalización de los gobiernos, sobre todo el británico, para demostrar a la ciudadanía fortaleza en términos de acciones concretas por parte de la institucionalidad. No obstante, este nuevo tratamiento de la seguridad es un “arma de doble filo”, dado que pone a toda la ciudadanía bajo control y cualquiera puede ser objeto de violencia legítima, lo que ha desembocado, en errores tales como el asesinato del brasileño Jean Charles Menezes en 2005, quien murió baleado por la policía británica y que luego reconoció el grave error (BBC MUNDO, 2005). Lo anterior lleva a cuestionarse si esta forma de entender la seguridad (de forma policial y militar) es el tratamiento adecuado ante la ola de terrorismo que azota a Europa.
A la luz de esto, lo que aquí se argumenta es que si bien es necesario que los estados tomen medidas policivas, y de vigilancia y control de la ciudadanía en este asunto, a ello hay que sumarle la comprensión de la dimensión cultural que el terrorismo involucra. Por tanto, hay que empezar por entender que inmolarse en nombre de una religión (creencia, ideas, convicciones, etc.) no solo puede ser tratado como un acto terrorista, sino como un “suicidio político” que busca reivindicar unos ideales, aun cuando estos estén mal interpretados y sean rechazados, en este caso, por la comunidad musulmana alrededor del mundo.
En el libro titulado Apuntes sobre el suicidio, Simon Critchley, teórico británico, argumenta que el suicidio puede darse por múltiples razones, entre las cuales se encuentra quitarse la vida como una forma de “venganza” o “castigo” frente a una situación que se asume como injusta; más aún esta expresión del atentar contra la propia vida puede alcanzar tintes políticos: “[l]a ambivalencia del amor y el odio encuentra expresión en el suicidio como forma de venganza, como castigo por una injusticia sentida […] el fenómeno de quitarse la vida por venganza puede alcanzar formas de suicidio de carácter más político […]”; De hecho, inmolarse por un hecho injusto percibido, lleva al perpetrador a inculpar al mundo de su acto final más que a sí mismo (Critchley, 2016, págs. 60, 61-65, 66).
Los estados europeos podrían, eventualmente, aprender de este planteamiento para complementar la manera en que se trata el problema de seguridad que enfrentan en estos momentos. Si se sigue el razonamiento de Critchley, puede inferirse (desde la teoría) que si se reducen las situaciones que son asumidas como injustas, sobre todo en términos de inclusión, discriminación y respeto cultural, podría minimizarse la manera en que los movimientos radicales adoctrinan a los jóvenes y los llevan a comprender su propia sociedad como merecedora de castigo. Esto en la medida en que, como se ha demostrado, en la mayoría de los casos, los perpetrados de estos hechos atroces no son foráneos sino nacionales (ciudadanos británicos, franceses, belgas, quienes se radicalizan) que profesan una religión distinta a la de la mayoría de su comunidad (El Confidencial, 2017).
Así, la moraleja de esta corta disertación es que la tarea es ampliar el concepto de seguridad para dar cabida a la cultura, de modo que se pueda obtener un abordaje integral del terrorismo. Esto significa que a la par de las medidas policivas y de control ciudadano, se instaure desde la institucionalidad espacios de encuentro cultural en diferentes niveles de la sociedad, poniendo en marcha el “interculturalismo”, propuesta teórica nueva que busca subsanar los problemas que hicieron entrar en crisis al “Multiculturalismo” y que, hoy en día, es tratado por muchos como un modelo fallido.
[1] Líder línea de investigación en Seguridad y Paz del OSEPP en la Universidad Santo Tomas. [2] Traducción libre del autor: “And if our human rights laws get in the way of doing it, we will change the law so we can do it."
Bibliografía
BBC. (9 de Junio de 2017). London attack: The victims. BBC. Obtenido de http://www.bbc.com/news/uk-40153090
BBC MUNDO. (26 de Julio de 2005). Reino Unido: ¿licencia para matar? BBC MUNDO. Obtenido de http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_4714000/4714275.st
Casciani, D. (6 de Junio de 2017). London attack: What new anti-terror powers could be used? BBC. Obtenido de http://www.bbc.com/news/uk-40176990
Critchley, S. (2016). Apuntes sobre el suicidio. (A. Fuentes, Trad.) Barcelona: Alpha Decay.
El Confidencial. (24 de Marzo de 2017). Miles de terroristas potenciales: el riesgo que vigila Europa. El Confidencial. Obtenido de https://www.elconfidencial.com/mundo/2017-03-24/sospechosos-yihadismo-bajo-vigilancia-paises-europa_1353838/
[1] Líder línea de investigación en Seguridad y Paz del OSEPP en la Universidad Santo Tomas.
[2] Traducción libre del autor: “And if our human rights laws get in the way of doing it, we will change the law so we can do it."