Jorge Hernán Rincón Ochoa[1]
La intervención por parte de la administración de la capital colombiana en el sector de El Bronx, ha suscitado varias reacciones en los últimos días. Dentro de estas se encuentran algunas que consideran que detrás de la visión técnica con la que se ha presentado dicha iniciativa hay una intención política clara de intervención en la ciudad sin tener en cuenta a sus habitantes.
Hay que señalar que El Bronx es un sector de la capital colombiana bien conocido por las situaciones extremas, que incluían , que allí se daban y que fueron presentados en los últimos días a través de los medios de comunicación generando voces de rechazo a las mismas y reclamando acciones por parte del Estado (El Espectador, 2016).
¿Qué hacer con los 2.000 habitantes de la calle que residían en el ‘Bronx’ (sic)? Y no solo eso, con todos los adictos a las drogas de Bogotá que son presa fácil de las mafias locales del narcotráfico y que son utilizados como escudos humanos para encubrir los millonarios negocios ilícitos que se desarrollan en los sitios donde se expenden drogas ilícitas (‘ollas’) (Casa Editorial El Tiempo, 2016a).
En esa medida, es la criminalidad la que se esboza como el punto clave de la intervención. Y, por tanto, la intervención técnica que allí debió ejecutarse es meramente policial. Según las autoridades de la ciudad, se ha llegado a niveles intolerables (de criminalidad) en un Estado de Derecho (Casa Editorial El Tiempo, 2016c) que ponen en riesgo a la sociedad bogotana.
Una de las condiciones de esta intervención es su carácter de política pública. Y esto genera algunas preguntas que deben plantearse para examinar el devenir de la intervención. Una de ellas es: ¿puede pensarse en una política pública desde consideraciones meramente técnicas?
Esta iniciativa, en tanto iniciativa del Estado, debe estar atada al bienestar general. Sin embargo, al asumirla como una política pública, se da a entender que es una mera intervención de una autoridad investida de poder político (Lahera Parada, 2002) y lleva a plantear que las decisiones que se toman desde el Estado, por técnicas son correctas. Y he ahí una dificultad en términos del poder como administrador de la vida que puede contradecir lo que la vida reclame.
Entender una política pública como una intervención de tipo puramente técnico es parte del debate que enriquece los sustentos sobre las políticas públicas como campo de estudio (Vargas, 1999). Lo técnico, sin embargo, no debe entenderse como una posición desde fuera del debate político y en el caso de la intervención en El Bronx por parte de la administración distrital de la capital colombiana de los últimos días, nos hemos encontrado con ello.
Una intervención técnica policial de choque en un sector habitado por personas que no tienen la capacidad de mejorar sus condiciones, entre otras razones por el abandono que ha sufrido por parte del Estado, no puede mejorar por sí misma la situación. Así no puede cumplir con su propósito de ponerle un límite a lo criminal y lo infrahumano.
Hay que añadir, además, que la política pública para habitantes de la calle toca como principio, en su artículo 5 (Ley No. 1641, 2013), la dignidad humana, que contraría la intervención de choque que se llevó a cabo en ese sector de la capital colombiana.
Y lo anterior es consecuencia de pensar que es posible una agenda del Estado, que es propia, que vaya más allá de cuidar sus propios intereses e incluya a los ciudadanos. Si las acciones son en pos de los intereses propios del Estado y de quienes ejercen el poder desde allí, jamás podrá darse una solución real a los ciudadanos que habitan El Bronx ni las demás zonas de la ciudad que están bajo las mismas circunstancias.
La administración distrital, finalmente, ha planteado que las metas de la intervención se han logrado y que, por tanto, se ha dado respuesta a la necesidad planteada por la ciudadanía:
Tras nuestra intervención, los delitos en los sectores aledaños han caído casi a la mitad y, por supuesto, vamos a seguir trabajando en todas las zonas de la ciudad donde el caos y la criminalidad comiencen a dominar. No habrá más repúblicas independientes del crimen, aseveró el alcalde mayor, Enrique Peñalosa (Casa Editorial El Tiempo, 2016b).
Queda esperar que dicha intervención no sea “un pañito de aguas tibias” más en la búsqueda del bien común (Raffo Magnasco, 1949) que reclama Bogotá y que los resultados no se conviertan en una pesadilla para otros sectores de la misma y del país.
[1]Profesor de tiempo completo de la Facultad de Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Santo Tomás de las áreas de Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Correo electrónico: Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Necesita activar JavaScript para visualizarla..
Referencias
Casa Editorial El Tiempo. (2016a, June 1). Habitantes de la calle, el otro gran reto del distrito. El Tiempo Retrieved from http://www.eltiempo.com/bogota/intervencion-del-bronx-habitantes-del-calle-el-reto/16608267
Casa Editorial El Tiempo. (2016b, June 27). Los resultados tras un mes de la intervención en el 'Bronx'. El Tiempo Retrieved from http://www.eltiempo.com/bogota/bronx-un-mes-de-la-intervencion/16631626
Casa Editorial El Tiempo. (2016c, June 5). Toma del 'Bronx': historia de un operativo de película. El Tiempo, Retrieved from http://www.eltiempo.com/bogota/operativo-en-bronx-asalto-al-infierno/16611815
El Espectador. (2016, ). La necesaria intervención del Bronx. Retrieved from http://www.elespectador.com/opinion/editorial/necesaria-intervencion-del-bronx-articulo-635174
Lahera Parada, E. (2002). Primera parte. ¿Qué es una política pública? Introducción a las Políticas Públicas. Fondo de Cultura Económica.
Ley no. 1641, (2013).
Raffo Magnasco, B. (1949). Bien común y política en la concepción
filosófica de Santo Tomás de Aquino.Primer Congreso Nacional De Filosofía, 2022-2032.
Vargas, A. (1999). Notas sobre el estado y las políticas públicas Almudena Editores.