Por: César Augusto Niño González[1]

Conocer las amenazas, los problemas y los riesgos a la seguridad nacional, es el punto crucial para entender las metodologías que desde el Estado se deben elaborar para combatirlas. Colombia enfrenta peligros inminentes referentes a la existencia de grupos criminales que ostentan ciertos grados de legitimidad en zonas periféricas del Estado. Esto posibilita su perdurabilidad e impacto negativo en la salvaguarda de la seguridad en el país.

No se trata de elaborar un manual de procedimiento como si se tratase de un recetario culinario, es una apuesta por entender la naturaleza del fenómeno e identificar conceptualmente qué significa luchar contra el Clan Úsuga en Colombia y llegar a una posible victoria sobre éste.

Las bandas criminales se configuran dentro una fenomenología híbrida en cuanto a la mixtura entre ser una amenaza y/o un problema de seguridad. En ese orden las amenazas están determinadas por el grado de afectación existencial mientras que los problemas tienen características más coyunturales (Buzan, 1991). El Clan Úsuga es una estructura criminal que constantemente pasa de ser un problema a una amenaza y viceversa, todo depende de su movilidad por el espectro espacial y metodológico de su actividad criminal.

De tal manera, la metodología implementada por los operadores de seguridad para combatir a dicho grupo se han centrado en potenciar la estrategia de intensificación de las labores de inteligencia, y junto a ellas, permitir la infiltración de la estructura armada a través de fuentes humanas y rastreo electrónico (El Tiempo, 2016). No obstante, si bien es importante la labor militar y policial frente al “clan”, la estrategia debe emplear dinámicas más profundas y de orden estructural, pues el uso exclusivo de acciones militares lleva a un desgaste institucional que conduce a la máxima de la Ley Marginal de Rendimiento Decreciente (Samuelson & Nordhaus, 2001). Esta ley, que si bien se circunscribe en un principio de la Economía, traduce que existen puntos cruciales en los cuales por más útil que pueda resultar un recurso, llega un punto marginal en el cual su utilidad empieza a decrecer. Esto es evidente en las confrontaciones militares de guerra irregular y asimétrica en las cuales por más arsenal y capacidad de fuego por parte del Estado (convencional) dejan de ser útiles sus capacidades frente a un enemigo como las bandas criminales o los grupos guerrilleros (no convencionales), de allí que estos últimos aprovechen dicha ventaja estratégica para poner en jaque las estructuras del Estado.

El combate exitoso al Clan Úsuga debe estar materializado en planes de llenar los espacios vacíos. Es decir, teniendo en cuenta que dicha organización criminal se encuentra controlando y por ende suplantando las funciones del Estado en las poblaciones de Tierralta, Puerto Libertador, Lorica, Canalete y San Bernardo del Viento (Córdoba). La suplantación es una forma de vulnerar el carácter existencial y por ende dicho acontecimiento convierte al “clan” en amenaza a la seguridad nacional. En consecuencia, el Estado debe llenar dichos espacios vacíos con procedimientos interagenciales y coordinados más allá de ñas respuestas militares y policiales.

Presencia de grupos 2014-2015

Fuente: (IndePaz, 2016)

La metodología de combate debe ser única y exclusiva, es decir, luchar contra el Clan Úsuga debe estar encaminada con recursos, instrumentos y planes propios para las zonas donde se encuentran, mientras que para Los Ratrojos, Las Águilas Negras, Los Botalones, La Empresa, Los Soto, etc., deben responder a las circunstancias precisas y particulares. No obstante hay herramientas generales para destruir y golpear su centro de gravedad de manera colectiva.

La primera de ellas es articular las políticas públicas entre el centro y la periferia. Es decir, tender los puentes y canales de comunicación entre el gobierno nacional y el local frente a cuestiones sociales que impidan la gestación de dichos grupos. Es decir, se debe llevar al Estado a lugares donde nunca ha estado. La segunda, tiene que ver con entender de manera correcta y precisa la lógica y estructura de los grupos criminales. Para esto es menester entablar diálogos interagenciales entre los cuerpos de seguridad, la población civil y arrojar un concepto estratégico sobre qué medidas tomar en las condiciones mutables entre problemas y amenazas.

Finalmente, combatir exitosamente al Clan Úsuga convoca puntos estratégicos de convergencia en los planos políticos, económicos, sociales y por supuesto militares. Se debe golpear la estructura a sus fuentes vitales de abastecimiento en los planos financieros, militares y de apoyo social, pero esto sólo se logra si el Estado logra comprender qué tipo de problema y/o amenaza enfrenta.

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[1] Director del Centro de Investigación y profesor titular de Teoría de las Relaciones Internacionales I y de Seguridad y Defensa de la Facultad de Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Santo Tomás. PhD (c) en Derecho Internacional de la Universidad Alfonso X el Sabio, Magister en Seguridad y Defensa Nacionales de la Escuela Superior de Guerra, Politólogo e Internacionalista de la Universidad Sergio Arboleda. Mail: Esta dirección de correo electrónico está protegida contra spambots. Necesita activar JavaScript para visualizarla.

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Referencias

Buzan, B. (1991). People, State and Fear. Harvester Wheartheaf.

El Tiempo. (25 de Febrero de 2016). Con 1.700 hombres se persigue a la cúpula de la banda de 'los Úsuga'. Obtenido de http://www.eltiempo.com/politica/justicia/persecucion-de-la-banda-criminal-clan-usuga/16554063

IndePaz. (2016). X Informe de seguimiento a la presencia de los grupos narcoparamilitares, actividad que viene realizando desde 2006. Bogotá: IndePaz.

Samuelson, P. A., & Nordhaus, W. D. (2001). Microeconomics. McGraw-Hil.