(Fuente: El Tiempo)
Los anuncios hechos ayer por el presidente Iván Duque dejaron a la última guerrilla del país frente al dilema de aceptar condiciones que históricamente ha rechazado para negociar la paz o, de lo contrario, arriesgarse a perder con el nuevo gobierno la categoría de grupo armado ilegal con origen político.
En eso se traduce la decisión del primer mandatario de mantener la negociación con el grupo armado, solo si cesa totalmente las acciones criminales mientras se da el proceso de paz, y de presentar dos reformas constitucionales para que ni el secuestro ni el narcotráfico sean conexos al delito de la rebelión.