Gloria García Herrera parece pensarlo bien para decir que en Granada, en alguna fecha imprecisa de 2011, se acostaron una noche en guerra y al otro día amanecieron en paz. Lo que sí tomó tiempo, dice, fue acostumbrarse a estar tranquilos y no saltar de miedo cada vez que escuchaban un ruido súbito como el del cierre de la puerta metálica de una tienda, la caída de la tapa de una olla en la cocina o una explosión que bien podía provenir del escape de un auto. (Habla el alto consejero para el Posconflicto).