El exjefe negociador de las Farc, Luciano Marín, habla desde la clandestinidad sobre el futuro del proceso de paz, su compromiso con la JEP y si es posible que vuelva a rearmarse ante lo que llama “traición al Acuerdo de Paz”.
A la JEP la presionan no solamente el presidente Duque, los elementos más recalcitrantes de su facción política, la Fiscalía que allana su sede y rapta sus papeles de trabajo, sino también la Embajada de los Estados Unidos. Al consejero del posconflicto (Emilio) Archila le recomiendo con respeto ponerles freno a sus deducciones subjetivas en torno al cumplimiento de los acuerdos para que pueda aterrizar en la realidad del proceso de paz de Colombia. El problema es que siguen pensando equivocadamente que la JEP no es para todos los involucrados en el conflicto sino para una sola de las partes y el presidente se da el lujo de decir que les cumplirá a las bases, pero que con los comandantes la cosa será distinta. Eso genera desconfianza porque encierra una gran inseguridad jurídica.