¿Es buena idea que la guerrilla de las FARC no haya cambiado su sigla al convertirse en partido político en Colombia?

Un simpatizante de la FARC envuelto en la bandera con el logo del nuevo partido en el cierre de su congreso en Bogotá.

(Fuente: BBC)

Las FARC ya no son lo que eran.

Completados su desmovilización y desarme, la antigua guerrilla colombiana se instituyó como partido político en el congreso que celebró esta semana en Bogotá y adoptó una nueva denominación para la singladura que ahora inicia.

Seguirán siendo FARC, pero el acrónimo ya no significa Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, sino Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común.

Ahora que ya no intentan imponerse en el campo de batalla sino en las urnas, la pregunta es si su nuevo nombre beneficiará o perjudicará sus opciones electorales.

Muchos en Colombia esperaban que dejaran de llamarse FARC tras el fin del conflicto, pero los exguerrilleros optaron por cambiar el significado, de su sigla, no la sigla misma.

La decisión decepcionó a quienes quieren desterrar esas cuatro letras de la vida pública. Los detractores alegan que impiden olvidar el tormentoso recuerdo de la guerra.

El cambio en el nombre del grupo se decidió en una votación interna por el millar de delegados de la nueva formación que participaron en el encuentro de Bogotá, en el que el nombre elegido se impuso al de Nueva Colombia, la otra opción que se barajaba.

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