Paro Armado del ELN en inicios del 2018: el contexto de una guerra irregular

 

 

Danna Pasachoa Castañeda[1]

 

[1] Estudiante de la Facultad de Gobierno y Relaciones Internacionales, Pasante del Observatorio de Seguridad y Políticas Públicas para el Posconflicto (OSEPP).

Tras el acuerdo realizado con las FARC-EP, el reto de la paz ha implicado a otros actores que han sido parte del conflicto colombiano. El 7 de febrero del 2017 se dio inicio al proceso de paz con la guerrilla del ELN en Quito – Ecuador después de la liberación del ex congresista Odín Sánchez y el cese bilateral al fuego, con la intención de terminar con la violencia que dicha guerrilla perpetua en el país. Sin embargo, han sido diferentes los desafíos a los que el gobierno se enfrenta con este proceso, a pesar de ser parte del conflicto, las dinámicas que se dan bajo el ELN son totalmente diferentes y tienen un enfoque distinto comparándose con el proceso de paz con las FARC.

Las conversaciones entre el ELN y el Gobierno han estado entre bajas y altas, en el desarrollo de las mismas se llegó hasta el quinto ciclo de negociaciones donde se pretendía dar inicio al debate sobre la participación del ELN en la vida social y política. A pesar de ello el gobierno del presidente Juan Manuel Santos decidió suspender las negociaciones argumentando la falta de coherencia por parte del grupo armado a mantener la paz ya que le fue atribuida la autoría de distintos atentados y ataques en el país.

Al suspender las conversaciones, el gobierno reivindica la necesidad de potencializarse militarmente, teniendo en cuenta que el ELN incurre a la violencia en un momento donde se habla de construcción de paz y en el que se siguen presentando atentados contra la población, el gobierno habla de la necesidad de proteger sus intereses y hacerle frente a esta guerrilla dado que las conversaciones no tienen desarrollo si se presentan este tipo de escenarios.

Bajo estas circunstancias, el ELN anuncia un paro armado a nivel nacional por medio de un comunicado público argumentando el rechazo a la suspensión de las conversaciones, situación que pone en tensión al gobierno y que aleja la posibilidad de una firma para el acuerdo de paz con esta guerrilla.

Los aspectos a analizar en este contexto son diversos, según el Centro de Recursos para el análisis del conflicto (CERAC) ‘’ El nivel de acciones violentas registrado en tan solo tres días, es ocho veces mayor al promedio semanal de acciones violentas de esta guerrilla en los últimos cinco años (2), y es tres veces mayor que el promedio mensual de los últimos cinco años (5 acciones). ’’ (CERAC, 2018) Esto significa que la capacidad de ataque de esta guerrilla se potencializa con la necesidad de mostrarse como un grupo armado de gran envergadura.

Su posición en el país ha tomado más fuerza en los últimos meses, la amenaza subversiva que representan se puede contemplar desde una visión de una guerra irregular, en donde dichos grupos buscan la  toma del poder por una evidente motivación política. Sumado a  esto, en el contexto del conflicto colombiano se presentan otros aspectos contenidos en la guerra irregular como lo son: el poderío sobre un territorio estrétegico para la continuación de la guerra, rutas estratégicas para el narcotráfico donde la guerrilla esta incluida y el evidente movimiento en contra del Gobierno. Según Charles Tilly, estas premisas se dan bajo el ejercicio de la violencia colectiva. “El autor sugiere dos mecanismos básicos para explicar la tendencia mencionada: la explotación y el atesoramiento. El primero supone la extracción de valor por parte de las redes violentas. El segundo implica el control pleno sobre la propiedad, la explotación y la distribución de los recursos’’. (Salazar, 2004, pág. 9). Esto simboliza la teoría de la guerra irregular presentada en distintas partes del mundo en la actualidad. En este caso se puede evidenciar que la tendencia del ELN al realizar el paro armado es recurrir a métodos de la guerra irregular con el objeto de demostrar sus capacidades frente a un gobierno del que están en contra. El paro representa los nuevos contenidos de las guerrillas, las intenciones como movimiento armado y, como se menciono anteriormente, una muestras de poder territorial y detención de rutas estrátegicas para el narcotráfico y el crimen organizado, claves en la definición de la guerra irregular.

La guerra irregular “es una combinación de guerra de guerrillas, subversión, incitación de disturbios y revolución contra gobiernos hostiles; sabotaje económico, político, industrial, militar; asesinatos, guerra psicológica y numerosas acciones fuera de las batallas convencionales.’’ (Pulido, 2003: s/p). En este orden de ideas, el ELN al encontrar la ‘’hostilidad’’ por parte del gobierno presenta su capacidad militar y geoestrategica mediante la organización de sabojates y disturbios como lo menciona el autor, lo cual constituye una acción lejana de la batalla convencional. A pesar de que el paro solo duró tres días, las acciones del ELN son una forma de mostrar al gobierno y a la población cual es su posición como guerrilla y lo que quisiera alcanzar con el gobierno en la negociación, por ello hablan de “su disposición a iniciar formalmente y de inmediato el V ciclo de conversaciones’’, para tratar de buscar acuerdos que rebajen la intensidad del conflicto, pactar un nuevo y mejor cese al fuego lo más pronto posible, avanzar en el diseño de la participación(…)’’ (El Espectador Colombia 2020, 2018).

Las consecuencias de este paro armado dejaron un gran impacto, según la CERAC se registró al menos 14 ataques en distintas partes del país, además de la incertidumbre sobre la decisión que tome el gobierno central para continuar con las negociaciones. Los ámbitos a tener en cuenta aquí se concentran en la fuerza que está tomando el ELN como grupo armado, el alcance que ha tenido sobre el territorio colombiano después de la firma del proceso de paz con las FARC y la necesidad de mostrarse ante el gobierno y la población como un actor predominante en este momento del conflicto colombiano.

“Del lado de la guerrilla se une entonces una percepción favorable del desarrollo del conflicto como nunca antes la había tenido, con una percepción del tiempo como un recurso prácticamente ilimitado. Por eso para ella es mejor negocio continuar el conflicto que hacer la paz. Tiene más que ganar en la confrontación que en la negociación’’ (Suárez, 1999, pág. 31) A pesar de que el ELN insiste en darle inicio nuevamente a las conversaciones, la realidad está en que como grupo guerrillero y con operaciones como el paro armado buscan desarrollar el conflicto y mantener la subversión.

 Los actores poseen distintas ramas que representan distintos intereses para cada una de las partes, como se vio anteriormente tanto el ELN como el gobierno tienen una preocupación que no tiene un fin común, se evidencia que el gobierno debe mantener una posición fuerte frente a los conflictos que organice el ELN hacia la población. Los actuales escenarios confirman que la guerra de guerrillas ha evolucionado a otros intereses y que cubre otros aspectos, el paro armado del ELN reivindica la idea de los nuevos movimientos armados y dinámicas que se encuentran en el país. Esta guerrilla se encuentra ante la necesidad de confirmar al Estado su capacidad como el grupo armado de primera fila, así como fortalecer la industria que se mueve detrás de las confrontaciones. Aspectos económicos y políticos que salen de la concepción clásica de la guerra y donde se encuentran otros aspectos ya mencionados como negativos para la estabilidad del Estado en general.

 

Bibliografía

Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos. (13 de Febrero de 2018). Balance del “paro armado” del ELN. Obtenido de http://blog.cerac.org.co/balance-del-paro-armado-del-eln

El Espectador Colombia 2020. (10 de Febrero de 2018). Las consecuencias del paro armado del Eln. Obtenido de https://colombia2020.elespectador.com/pais/las-consecuencias-del-paro-armado-del-eln

Pulido, L. V. (2003). Guerra Irregular y Guerra de Guerrillas. 1-21.

Salazar, B. (2004). El futuro de la guerra irregular. Sociedad y economía , 9-15.

Suárez, A. R. (1999). Colombia: la guerra irregular . América Latina, hoy, 20-36.

 

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